martes, 29 de junio de 2010

Fondo verde oscuro. Desde arriba un antiguo bosque hace su aparición. Camiones con cemento, ladrillo y asfalto descargan gris opaco sobre un espacio sin coordenadas. Hilos de colores atraviesan inexorables esta zona vacía iniciando el urbanismo de la ciudad inventada. Avanzo por la carretera naranja pegada a la montaña. La maraña de líneas dibuja los nuevos solares. Miro por los cristales / los poblados al borde de la carretera luces rojas / áreas de servicio camiones interminables en las gasolineras (1).
Volúmenes caprichosos se combinan con el recuerdo de viejas áreas residenciales. La urbe crece en paralelo a la suma de los días de trabajo. Los modernos edificios de Vila Velha y Vitória sobresalen en el paisaje. Contemplo la ciudad mientras escucho el murmullo acompasado del tiempo. Las casas, los automóviles, los días se suceden de manera implacable. De repente, una gota de azul se desliza cortando en dos un centro comercial. Camino sobre calles de colores hacia un gran rascacielos. En su interior unos niños juegan bajo una mesa, el reloj ha dejado de moverse. La ausencia dura unos segundos, comienza y termina de improviso. Los sentidos permanecen despiertos pero no perciben las impresiones del exterior (2). Dentro y fuera, la sensación es siempre diferente.
La ciudad flota en su gravidez y las casas finalizan su construcción esperando la llegada de nuevos inquilinos.
(1) Pablo García Casado. El Mapa de América.
(2) Paul Virilio. La estética de la desaparición.





1 comentario:

  1. Nueva reseña en el País (vía resumen de noticias del Ayuntamiento de Córdoba):
    http://cultura.ayuncordoba.es/doc/b00223.html

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